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77 campeonato de España de ajedrez
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+50Maspalomas Costa
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EL AJEDREZ: ¿UN DEPORTE DE PENALTI?
Por la periodista
Mónica Méndez Domínguez
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Tal vez por
ignorancia o por comodidad de no querer entender más allá de aquello que
practicamos o nos rodea, desconocemos muchas cuestiones de las cuales nos
atrevemos a opinar sin ningún tipo de pudor e incluso nos sentimos capaces de
desmerecer o aprobar por decisión popular. ¿Quizás nos olvidamos de que la
práctica deportiva también requiere destreza intelectual y agilidad mental
para poder conseguir los objetivos? ¿Ó sólo nos centramos en el esfuerzo
físico a realizar? Reflexionemos my bien sobre estas cuestiones antes de formarnos
una opinión, porque la identidad deportiva de actividades como el motor, el
tiro o la hípica quedarían en entredicho. La concepción del
ajedrez como un deporte más en esta sociedad marcada por la superación y el
protagonismo individual está más que demostrada. Sin ir más lejos, Según el análisis
estructural de Bayer (1992) comparte las constantes y los principios
fundamentales de los juegos deportivos. De este modo las seis constantes están
adecuadas a las características simbólicas y estratégicas del Ajedrez, que
pueden ser ampliadas en la iniciativa (en lugar de la pelota), el terreno de
juego, la meta, el reglamento, la propia fuerza, las fuerzas adversarias y
los/as adversarios/as. En este sentido, nos referimos a la fuerza intelectual
que el ajedrecista debe de hacer para alcanzar sus objetivos. Entre las
distintas modalidades deportistas que existen una de ellas está relacionada
con la inteligencia y aquí es donde encuadramos la práctica del Ajedrez, que
como cualquier otro deporte también requiere práctica, constancia y un
importante esfuerzo intelectual para conseguir el dominio deseado en el que
el azar no interviene en absoluto. Respecto a los
principios funcionales de los juegos deportivos, éstos están determinados en
el plano simbólico y en la lucha de ideas sobre el tablero de ajedrez por la
posesión o no de la ventaja, que se convierte en un elemento mucho más
abstracto y difícil si lo comparamos con la pelota en un partido de fútbol,
donde los movimientos y las intenciones del contrario se van descubriendo con
una mayor facilidad. Las justificaciones para considerar al ajedrez como un
deporte más son demostrables y
necesarias para reconocer que al igual que en los demás deportes, la
accesibilidad inicial es amplia y generalizada pero las posibilidades de
desarrollo y máximo rendimiento están condicionadas por la capacidad
intelectual y la situación económica y social de cada jugador en particular. Concentración
previa, preparación inicial, estado de nervios acusante, acciones
estratégicas y tácticas, estudio de las debilidades y fortalezas del
contrario… ¿acaso no son las mismas circunstancias vividas ante un partido de
fútbol? Según fuentes fidedignas, una partida de torneos oficiales de ajedrez
puede extenderse hasta 6 horas o más, ¿no supone esto un importante insumo de
gastos calóricos que viene condicionado por la intensidad y duración del
esfuerzo? Tanto en el fútbol como en el ajedrez se manifiesta un deporte-
práctica y un deporte espectáculo, además del deporte amateur y el deporte
profesional, entonces, ¿por qué tienen consideraciones deportivas
distintas?¿Quizás porque uno genera más dinero que otro?. En el Ajedrez no
es necesaria la distinción por género, ya que aunque existan competencias
exclusivas femeninas, a cualquier persona, hombre o mujer se le considera
capacitado para la práctica de este deporte. A diferencia de otros deportes,
en el que las características personales o físicas son determinantes para poder
practicarlos, el ajedrez no hace discriminaciones de ningún tipo, en el
sentido de que cualquier persona independientemente de la talla que utilice o
edad que tenga puede encajar perfectamente en el perfil de ajedrecista.
Además las características principales de esta práctica como son el
autocontrol, la toma de decisiones planificada y el ambiente deportivo genera
un ambiente pacificador y amigable que nos aleja de cualquier situación de
violencia que pueda truncar nuestros objetivos en la vida. Mónica Méndez Domínguez |
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